Os presento, el Aula de Apoyo a la Integración en la que cada día aprendo a valorar miles de “pequeñas cosas” que en otra especialidad de la enseñanza pasarían desapercibidas. Tal vez no sea sólo yo el que enseña, no, también yo aprendo. Aprendo de la sonrisa por el trabajo bien hecho, del empeño porque las cosas salgan bien, de las disculpas ante las posibles equivocaciones, del mañana lo volveremos a intentar… Y todo gracias a ellos, a mis alumnos/as, de los que cada día recibo con sorpresa “un regalo muy especial”.
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